PEÑA BOLÍSTICA CÓBRECES

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PEÑA BOLÍSTICA CÓBRECES

PªBª CÓBRECES BAR CAÑARDO

Equipo Alevines. Escuela Bolos Cóbreces 2022

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Equipo Alevines. Escuela Bolos Cóbreces 2022

BOLERA LUAÑA (CÓBRECES)

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martes, 21 de julio de 2009

CARTA ABIERTA A LOS JUGADORES DE 1ª

Me llamo Roberto Soler

por Roberto Soler

Me llamo Roberto Soler. Mi nombre quizá no les diga nada, no les culpo. Soy jugador de bolos de primera categoría. Soy de los modestos. De aquellos para los que cada bola lanzada es un desafío a las leyes de la física. De los que cada décima que arañan les supone un triunfo personal. No tengo la facilidad innata de los que ahora me desprecian. Nací en Colindres, el pueblo más bonito de Cantabria, quizá sin mucha tradición bolística. Y por sus gentes tomo esta decisión. Soy un jugador de esos llamados de segunda fila. Llevo 5 años con la licencia de primera que gané en la bolera, y que me da derecho a competir con los mejores. Esos que ahora me repudian. Nunca he podido tirar todos los concursos puntuables de CIRE y CINA por diversos motivos. Juego a los bolos porque me gusta.

La Asociación de jugadores ha decidido que sus miembros no participarán en competiciones de invitación donde estén presentes otros jugadores que hayan asistido al concurso puntuable para el CINA 2009, celebrado en la localidad de Llanes. Nunca he formado parte de ella. He elegido libremente no formar parte, de igual modo que he decidido libremente participar en dicho concurso. Mi voz nunca ha sido escuchada, ni solicitada mi opinión para los asuntos que se tratan en la famosa asociación donde alguno se vanagloria de tomar decisiones democráticas, por el interés general de los jugadores. Y muchos aún se lo creen. Y una de esas decisiones democráticas y solidarias que se enorgullecen de tomar, es la de exigir a la organización del concurso en el cual voy a participar que sea expulsado del mismo. Para que ellos vengan a jugar a Colindres, yo no puedo participar.

Hace un tiempo alguien que pertenece a la asociación me preguntó si mi decisión de asistir a dicho concurso era totalmente consciente. No daré nombres. Ya no sé si de dudaba de mis propias facultades mentales, o que estuviera manipulado por alguna extraña fuerza maligna que me impedía ver la realidad, o mejor dicho, la realidad de quienes escondidos en el colectivo busca su propio interés personal. Todo lo que he conseguido, en todos los ámbitos de la vida, ha sido gracias a mi esfuerzo. No es nada del otro mundo, al alcance de cualquiera, pero no estoy dispuesto a recibir clases de moral y comportamiento de personas cuyo único mérito de sentirse superiores a los demás, proviene de la cantidad de bolos que derriban en una bolera. Si quieren un borrego más que les baile el agua, aquí no lo van a encontrar. La conversación derivó hacia unas supuestas represalias que se iban a tomar y que consistían en las actuaciones ahora publicadas. Nunca lo creí. Primer error. Pregunté si se estaba de acuerdo con esta forma de actuar y si eso suponía una amenaza. La callada por respuesta. Les dio vergüenza decirlo a cara... Esperaban el momento oportuno.

Y ese momento llega para mí con el concurso de mi pueblo. El San Ginés representa el esfuerzo de mis vecinos y amigos por traer a los mejores, y por brindarme la oportunidad de medirme a ellos. Un esfuerzo en el que yo he participado muchas veces, y del que puedo dar fe. Un esfuerzo que corría el riesgo de quedarse sin recompensa, y que yo no puedo permitir. Mi gente y los bolos no son culpables de las ambiciones, de las guerras, de los sueños de gloria de un puñado de "compañeros".

Llevo toda la vida jugando a los bolos. Me encanta jugar a los bolos. No había nacido cuando se celebró el primer campeonato en mi pueblo. Recuerdo cuando los cuatro amigos que jugábamos cuando aquello de pequeños en la desaparecida bolera de la Venta, (ahora hay dos peñas y escuela de bolos) esperábamos ansiosos que llegara el día de San Ginés para colaborar en la organización del concurso, y por su puesto, poder ver a los mejores. Planté bolos todos los años que pude, al Tete, Lin, Santos, Castanedo, Oscar González, Rubén Haya, Salmón... y ahora juego contra alguno de ellos, por lo menos jugaba. Nunca he dejado de asistir a esta celebración, incluida en las fiestas del pueblo. Cuando por fin logré ganarme la posibilidad de participar en ese día ante mis vecinos, creí lograr unos de mis sueños cuando me pusieron, por primera vez, una bola en la mano. Sé que no puedo ganar, pero me llenaba de orgullo los ánimos de la gente que me aplaudía hasta las bolas de uno, y por desgracia tiro muchas. Quizá estos que ahora me rechazan no puedan entender lo que digo, de igual manera que no entienden que no me alineé con ellos en sus batallas por defender sus intereses. Simplemente es que sus intereses no son los míos, y a mi modo de entender, ni mucho menos el interés de los bolos en general, aunque alguno no se canse de repetirlo.

Es hora de tomar una decisión. Me reafirmo en mi presencia en Llanes. Creo que no me equivoco, y ahora menos que nunca. Pero no puedo consentir que el pueblo de Colindres deje de disfrutar de ese día al año en que los más grandes de nuestro deporte vernáculo vienen a visitarnos para demostrar su destreza en el noble juego de los bolos. Si ellos no quieren compartir bolera con este renegado, yo si estoy dispuesto a retirarme a tiempo, y con altura de miras, anteponer mi propia voluntad personal por el bien de un concurso que viene celebrándose durante los últimos 30 años. Que vengan a recoger sus premios y a recibir el calor de una afición que sabrá entenderme, como también sabe de bolos.

Ya he puesto en conocimiento de la organización mi predisposición de no acudir a la invitación y ahora me gustaría hacerlo público a todo el que me quiera escuchar. No guardo rencor a nadie por este comportamiento, pero hace plantearme si realmente merece la pena seguir formando parte de este circo en el que cada uno antepone su bien personal por encima de lo que realmente merece la pena: el juego de los bolos.

Roberto Soler González
NIF 72094099R
NºLICENCIA 27.107

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